domingo, 10 de octubre de 2010

Para empezar a desempolvar

LIBÉLULAS

La bata apenas me roza. El lazo que sujeta sus pliegues, me presiona la cintura y sugiere un vuelo fugaz que se pierde en la oscuridad del cuarto.

Acaricio la seda con las yemas de los dedos. Los hilos se entrecruzan. Sobresalen pequeños filamentos retorcidos. Crisálidas adheridas a la uniformidad del tejido. Imperfecciones. Variaciones en la tensión.

Emociones que perturban y distraen. Esa inestabilidad que mete miedo y deja su huella en las veleidades de la malla. Antojadiza. De ligereza variable. Capaz de desnudarse en transparencias casuales. De modelarse en convexidades amplias y gargantas de profundo placer.

Yo la conservo porque te reconozco en la trama que urdiste. Asombrosa habilidad para reinventarme en arrebatos que quedaron prendidos de la malla. Nudos en las costuras, racimos de piedras, rígidas alforzas pespunteadas.

Sin embargo, aún quiero volar. El roce del tejido conserva su suavidad y anuncia el vértigo. volados que se precipitan hasta el ruedo de mi falda. Una ola de encaje rompe durante la pleamar.

La libélula ha vuelto.

Aunque la perilla esté al alcance de mi mano ¿para qué encender la luz?

lunes, 4 de octubre de 2010

Tejiendo la tela

Arañas he cambiado la foto del inicio por esta foto de una hermosa telaraña.

Cada dos meses pondré una foto distinta sobre el tema: arañas, telarañas...mantis quizá?


A ver si tejemos que vuelven a salir pelusas.


Un abrazo