Es el tiempo que las arañitas que mordían el polvo llevan sin tejer... ¿Cuál será la primera en regresar?
Los que mordieron el polvo
miércoles, 4 de mayo de 2022
jueves, 1 de marzo de 2012
PRIMAVERA DE MICRORRELATOS INDIGNADOS
Algo falla
Esta mañana durante el recreo, Paula me contaba cómo en su casa se vendía “coca y caballo”. Paula tiene cinco años. Cinco.
Cada día, con más frecuencia, los colegios son campos de refugiados donde niños y niñas se resguardan, por unas horas, de la insensatez de sus familias.
martes, 21 de febrero de 2012
ROCÍO ESTÁ DE ANIVERSARIO
Jardín!!! nuestra Ro está de aniversario de su blog!!!
Como acepta regalos, yo le he enviado un micro, especialmente hecho para ella. Os animo a que le escribáis uno, y se lo enviéis a su rinconcito...
Besos mañaneros para tod@s!!
Carmen,
miércoles, 15 de febrero de 2012
Complicidad
—Yo la abrazaré bien fuerte y me la llevaré conmigo. Vosotros, cagaos, esperadme en el garaje, al lado de las bicis.
Hace rato que estamos esperando.
—El Chino no deja de repetir que igual lo han pillado.
—Pues si dice que somos cómplices o algo de eso, nosotros a negarlo —dice Nachito mientras se muerde las uñas.
Por fin entra Enrique con la pelota. La levanta como si fuese un trofeo: firmada por todo el equipo, de color rojo con estrellas amarillas y de cuero auténtico. Una pasada.
—Y hay que rifarla —sentencia Nachito arrancándosela de las manos—, porque en esto, no te olvides, somos todos cómplices.
lunes, 13 de febrero de 2012
Nuestra araña Rocío
http://latabernadelcallao.blogspot.com/2012/02/premeditacion.html
Pasen, escuchen y disfruten!!!
Besos a punto de dar las doce y que mi cabeza se convierta en algodón de azúcar rosado! me voy a la cama ;)
miércoles, 8 de febrero de 2012
Presentación del libro de Inés
Zaragoza está de fiesta mañana: Inés Ramón presenta su libro de poemas Circular a veces, y he aquí la maravillosa crítica que Manuel Forega hace de nuestra querida Arañita:
martes, 7 de febrero de 2012
No hay más remedio
Lo mantengo en la estantería más alta; la que no alcanzo ni poniéndome de puntillas y estirando los brazos; sólo ahí puedo resistirme al terrible deseo de sujetarlo entre mis manos y llevármelo -a escondidas de mí misma- en el bolsillo de la blusa.
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