Es el primer comentario que intento publicar, a modo de prueba, vamos a ver... Desarmar al torturador Ese tic tac que escuchamos hace rato, continuó descontrolando el silencio, con su crueldad de percutor angustiante. Las alfombras, los cortinados y los almohadones trataron de asfixiarlo. Se cerraron puertas y ventanas para tomar distancia. Aunque debilitado por los sucesivos tabiques divisorios se resistió desafinando en su agonía desalmada. Fue perdiendo intensidad pero siguió vivo. Para darle un corte al asunto, se le asignó un verdugo para que lo ejecute. El elegido, con la seguridad de un profesional, lo destapó y le quitó las pilas. Desde entonces no me crecen las uñas ni el cabello y la cruz del sur se ha perpetrado en mi ventana.
No pasa nada, guapa, nosotros nos deleitamos con tu micro. No te librarás de proparar centollos, algún dia llegará, ya lo verás
ResponderEliminarBesos
Inés
No pasa nada, Carmen, nos deleitamos con tu micro, y para los centollos no faltará la oportunidad!!!
ResponderEliminarBesos
inés
Sigue nadando, nadando, nadando...como dirìa Dori(la de buscando a Nemo).
ResponderEliminarSigamos escribiendo y probando, nunca se sabe chic@s.
:)
Es el primer comentario que intento publicar, a modo de prueba, vamos a ver...
ResponderEliminarDesarmar al torturador
Ese tic tac que escuchamos hace rato, continuó descontrolando el silencio, con su crueldad de percutor angustiante. Las alfombras, los cortinados y los almohadones trataron de asfixiarlo. Se cerraron puertas y ventanas para tomar distancia. Aunque debilitado por los sucesivos tabiques divisorios se resistió desafinando en su agonía desalmada. Fue perdiendo intensidad pero siguió vivo.
Para darle un corte al asunto, se le asignó un verdugo para que lo ejecute. El elegido, con la seguridad de un profesional, lo destapó y le quitó las pilas.
Desde entonces no me crecen las uñas ni el cabello y la cruz del sur se ha perpetrado en mi ventana.