domingo, 10 de octubre de 2010

Para empezar a desempolvar

LIBÉLULAS

La bata apenas me roza. El lazo que sujeta sus pliegues, me presiona la cintura y sugiere un vuelo fugaz que se pierde en la oscuridad del cuarto.

Acaricio la seda con las yemas de los dedos. Los hilos se entrecruzan. Sobresalen pequeños filamentos retorcidos. Crisálidas adheridas a la uniformidad del tejido. Imperfecciones. Variaciones en la tensión.

Emociones que perturban y distraen. Esa inestabilidad que mete miedo y deja su huella en las veleidades de la malla. Antojadiza. De ligereza variable. Capaz de desnudarse en transparencias casuales. De modelarse en convexidades amplias y gargantas de profundo placer.

Yo la conservo porque te reconozco en la trama que urdiste. Asombrosa habilidad para reinventarme en arrebatos que quedaron prendidos de la malla. Nudos en las costuras, racimos de piedras, rígidas alforzas pespunteadas.

Sin embargo, aún quiero volar. El roce del tejido conserva su suavidad y anuncia el vértigo. volados que se precipitan hasta el ruedo de mi falda. Una ola de encaje rompe durante la pleamar.

La libélula ha vuelto.

Aunque la perilla esté al alcance de mi mano ¿para qué encender la luz?

5 comentarios:

  1. La mano se acerca a la perilla, aunque en mi caso es para rascármela, porque me pica ;-)

    Preciosa invitación a disfrutar de la etérea sensualidad.

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  2. Esther:
    Me ha resultado un texto muy sensual, misterioso y sugerente. Las frases tienen ritmo , tienen cadencia y dejas parte del misterio a resolver por el lector. No veo fallitos de esos que aprendemos en buscar en los cursos. Me gusta sin más esta mujer libélula-libre y seductora.
    Rosana

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  3. Odys, si la que te pica es la mano derecha, vas a recibir dinero, no te rasques. DDD

    me alegra que hayas disfrutado del vuelo de la libélula.

    Rosanita: gracias. Es cierto que tiene un final bastante abierto.

    besos

    Esther

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  4. Yo todavía soy ninfa acuática pero en el momento oportuno también llegaré, como tu libélula. Espero no obstante, que la pleamar rompa más de una ola de encaje y que aún así, la suavidad del tejido se mantenga.

    Gracias Esther. Has tejido una suave y a la vez poderosa tela que discretamente invita a ser tocada.

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  5. Esther, preciosa aportación.
    El vuelo, las "s" que susurran y se deslizan, la libélula tan etérea y ligera, pero con tanta presencia, y la trama... me ha encantado cada línea.
    En fin, enhorabuena y un beso.
    Rocío

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